¿Qué es el índice de rayos UVA?
El índice de rayos UVA es una medida de la intensidad de la radiación ultravioleta (UV) proveniente del sol al nivel de la superficie terrestre. Sirve para orientarnos a la hora de evitar sobreexposiciones al sol y posibles lesiones en la piel y los ojos. El índice de rayos UVA se publica diariamente para cada región y se actualiza según las condiciones meteorológicas y la posición del sol.
¿Cómo se mide el índice de rayos UVA?
El índice de rayos UVA se calcula a partir de la medición de la radiación UV en un espectro que va desde los 280 a los 400 nanómetros, que corresponde a la longitud de onda de los rayos UVA y UVB. El índice se expresa en una escala numérica que va desde el 1 (bajo) hasta el 11 o más (extremadamente alto). Cuanto mayor es el índice, mayor es el riesgo de sufrir daños por la exposición al sol.
¿Qué factores influyen en el índice de rayos UVA?
El índice de rayos UVA depende de varios factores, entre los que se encuentran:
- La hora del día: el índice es más alto al mediodía, cuando el sol está más alto en el cielo y los rayos inciden más perpendicularmente sobre la superficie.
- La época del año: el índice es más alto en verano, cuando el sol está más cerca del ecuador y los días son más largos.
- La latitud: el índice es más alto en las zonas cercanas al ecuador, donde el sol está más alto en el cielo durante todo el año.
- La altitud: el índice es más alto en las zonas elevadas, donde la atmósfera es más fina y filtra menos la radiación UV.
- La nubosidad: el índice puede variar según el tipo y la cantidad de nubes, que pueden atenuar o reflejar la radiación UV.
- La superficie: el índice puede aumentar por el efecto reflectante de algunas superficies, como la nieve, el agua o la arena.
- El ozono: el índice puede disminuir por la presencia de ozono en la atmósfera, que absorbe parte de la radiación UV.
¿Qué riesgos tiene la exposición a los rayos UVA?
La exposición a los rayos UVA puede tener efectos nocivos sobre la salud humana, especialmente sobre la piel y los ojos. Algunos de estos efectos son:
- Quemaduras solares: son lesiones inflamatorias de la piel causadas por una exposición excesiva al sol. Se manifiestan por enrojecimiento, dolor, calor y descamación. Pueden ser leves o graves según el grado de afectación.
- Fotoenvejecimiento: es el deterioro prematuro de la piel causado por una exposición crónica al sol. Se manifiesta por arrugas, manchas, flacidez y pérdida de elasticidad. Aumenta el riesgo de padecer cáncer de piel.
- Cáncer de piel: son tumores malignos que se originan en las células cutáneas alteradas por la radiación UV. Pueden ser melanomas o no melanomas según su origen celular. Son más frecuentes en las zonas expuestas al sol, como cara, cuello, brazos y piernas.
- Fotodermatosis: son reacciones anormales de la piel ante la exposición al sol. Pueden ser alérgicas o no alérgicas según su mecanismo inmunológico. Se manifiestan por erupciones, ampollas, picor o hinchazón.
- Fotoqueratitis: es una inflamación aguda de la córnea causada por una exposición excesiva al sol. Se manifiesta por dolor ocular, lagrimeo, fotofobia y visión borrosa. Puede ser transitoria o permanente según el grado de afectación.
- Fotocataratas: son opacidades del cristalino causadas por una exposición crónica al sol. Se manifiestan por pérdida progresiva de visión, deslumbramiento y alteración del color. Pueden requerir cirugía para su tratamiento.
- Pterigión: es un crecimiento anormal del tejido conjuntival sobre la córnea causado por una exposición crónica al sol. Se manifiesta por irritación ocular, sensación de cuerpo extraño y alteración estética. Puede requerir cirugía para su tratamiento.